La rápida evolución tecnológica en la Industria 4.0 exige que las empresas capaciten a sus empleados en tecnologías como el big data y la inteligencia artificial. La formación continua es esencial y debe adaptarse a tres aspectos clave: contenidos especializados en áreas como seguridad y sostenibilidad, nuevas metodologías de enseñanza como la realidad virtual y gemelos digitales, y la medición de resultados para garantizar la efectividad y adaptación a las necesidades futuras. Esta inversión en formación se traduce en un retorno y no en un gasto, permitiendo a los empleados participar activamente en su desarrollo profesional y contribuir a los objetivos de la empresa en un entorno industrial en constante cambio.